dilluns, 26 de març del 2007

Joaquín ens adverteix sobre la ciència.

¿Es la ciencia fiel representante de la verdad? ¿Podemos fiarnos al 100% de la ciencia?
Actualmente la opinión pública ha aplicado su versión de la verdad al mundo de la ciencia, y parece que nadie se da cuenta de que es una equivocación.
A medida que transcurren los años, la ciencia va adquiriendo cada vez más relevancia en el panorama social.
Prácticamente todo lo que nos rodea es producto de la ciencia o de su desarrollo: la medicina (ciencias de la salud), la tecnología (ciencia tecnológica), la electricidad (ciencia electrónica)... incluso la sociedad (ciencias sociales). Tanto es así que la misma sociedad se ha abandonado a ella acabando para llegar a una situación de dependencia absoluta.
Al solventarse los distintos problemas que ha abordado la ciencia, se ha llegado a un enaltecimiento de ésta figurándola como prototipo de la verdad.
Actualmente se ha situado a la ciencia en un lugar privilegiado que en realidad no merece, y ese lugar es la credibilidad incondicional de la mayoría pública hacia ella.
Llegamos pues a un punto conflictivo; ¿es la ciencia 100% pura y verídica?
La ciencia está constituida por seres humanos, y los seres humanos, como bien sabemos, somos imperfectos. ¿Cómo puede ser entonces que la ciencia sea totalmente fiel a la verdad?
La historia misma nos responde sin contemplaciones; la ciencia no puede ser fiel a la verdad, ya que si la verdad es la madre de la felicidad y del bien, todo aquello que dañase estos conceptos, dañaría también la verdad, y como podemos ver, la ciencia no representa el papel de la verdad si protagoniza el que la daña. Pongamos un ejemplo:
La ciencia supuestamente es la verdad. La verdad conlleva al bien y a la paz. Si la ciencia ha inventado las armas, por ejemplo la bomba atómica que tantas muertes y malestar ha provocado y que iba en contra de determinados principios universales del bien y de la paz, de la felicidad, en definitiva, de la verdad, entonces la ciencia no representa la verdad, y por lo tanto no merece su reconocimiento.
Hay quien piensa que ya que la ciencia es la que certifica los datos científicos, que es lo que sucede y es como debe suceder, debemos taparnos los ojos y asumir sin reservas todo lo que ésta proclame. Pero esto ya lo hemos tratado; estas personas están equivocadas, ya que siguen una corriente liderada por seres humanos y, por tanto repleta de fallos.
La ciencia es una rama extraordinaria y que merece un gran reconocimiento, pero moderado, de modo que no subordinemos nuestros principios a los suyos. La ciencia no es sinónima de verdad y nunca podrá serlo.